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El gas Radón es un
elemento químico perteneciente a los gases nobles, inodoro, por
tanto indetectable por el ser humano a no ser que se utilicen
aparatos de medida.
Es un producto muy
radiactivo, procedente de la desintegración del Radio, y se
encuentra en el suelo, sobre todo en el suelo granítico, liberándose
poco a poco a la superficie.
Su aumento de forma
anómala sirve para predecir terremotos.
Es peligroso para el ser
humano cuando entra en su organismo por inhalación, ya que en el
resto del cuerpo nos protege la epidermis. Produce cáncer, y está
considerado como la segunda causa de cáncer de pulmón, después del
tabaco.
¿Qué podemos hacer para
protegernos?
De momento se están
elaborando
normativas
que obligarán a construir viviendas con mayor protección,
pero mientras tanto nos queda ventilar la casa, ya que el radón se
va liberando desde el suelo, filtrándose por los poros de las rocas
superficiales , y queda atrapado en las viviendas, sobre todo en los
garajes y sótanos.
Las aguas subterráneas
también pueden contener altas dosis de contaminante.
La lluvia ejerce un
efecto curioso: tapona el terreno mojado, lo satura, de modo que la
única vía de escape cuando llueve es el terreno seco bajo las
casas.
En España no hay
normativa al respecto. Pero se avanza hacia ello. Dentro de España,
Galicia es la zona más expuesta al gas Radón.
Además, se emplean como
aditivos para los materiales de construcción elementos como cenizas
de centrales térmicas o productos derivados de industrias de
fertilizantes, que poseen un alto contenido de elementos radiactivos.
Hay en el mercado
detectores domésticos.
La Unión Europea, de la
que formamos parte aunque a veces suene lejano, en su Recomendación
90/143/EURATOM, dice entre otras cosas que para proteger a los
habitantes de una vivienda de la influencia cancerígena de este gas,
la concentración del mismo no debe superar un determinado valor,
medido en Bq/m3.
Y, ¿qué es un Bq? Es
una unidad que mide la rapidez con la que se desintegra un material
radiactivo, más concretamente, un
becquerelio
(Bq) equivale a una desintegración por segundo.
En las viviendas de nueva
construcción no se deben superar los 200 Bq/m3, en los
de viviendas ya existentes el límite está en 400 Bq/m3,
a partir de ahí se deberían realizar medidas correctoras.
¿En qué consisten
exactamente estas medidas? Pues se actúa a partir de dos puntos de
vista:
a) Mediante sistemas que
favorezcan la circulación del aire para evitar que se acumule, al
mismo tiempo que lo acumulan a presión debajo del edificio, haciendo
así una barrera natural contra este elemento.
b) Instalar barreras en
los propios materiales de construcción, que estén en contacto con
el terreno (esto solamente es viable para los edificios de nueva
construcción).
Pero lo más importante y
previo a cualquier medida es informar, poner al alcance de los
ciudadanos mapas con las medidas de concentración de Radón y los
productos resultantes de su desintegración en cada lugar, y aparatos
para medir la concentración dentro de cada vivienda.
En
este
enlace hay mapas de concentración de materiales radioactivos por
provincias.