miércoles, 19 de febrero de 2014

MEJOR MIRAR ATRÁS (Basado en el artículo de Antonio Muñoz Molina, “La factoría de la nostalgia”, publicado en “El País” el 15 de Febrero de 2014).


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Póster original de 1896 La bohème por Adolfo Hohenstein


Este artículo hace hincapié en la moda de comprar objetos de una época anterior, tales como fotografías o documentales de personas, generalmente artistas,  que vivieron vidas bohemias y famosas.
El autor analiza este fenómeno, llamando la atención sobre dos factores:
a  - No todo tiempo pasado fue mejor, no era tan idílico como pudiera parecer, había enfermedades, inseguridad ciudadana, y otras circunstancias que hoy están superadas.
b   -Volvemos atrás por la pobreza ideológica del presente, la “omnipotencia obscena del dinero” nos hace sentir mal.

Respecto al primer punto, el pasado, como ausente, lo podemos idealizar, proyectar sobre él nuestros sentimientos. Y, si bien es cierto que no todo tiempo pasado fue mejor, también lo es que tendemos a recordar lo bueno de cada época, de cada concierto, de cada persona que ya no está. Lo malo se olvida pronto, porque duele.
Respecto al segundo punto, es cierto que el presente tiene tan sólo una ideología: el dinero. Por el camino hasta el presente se fueron cayendo los movimientos sociales, los “ismos” (feminismo, pacifismo, ecologismo).
¿Cómo podemos reponer esta pérdida? Cuando llegamos a nuestras casas, cansados de trabajar, no queremos sentirnos vacíos. Hemos dado lo mejor de nosotros mismos por ... ¿dinero solamente?.
Este dinero nos gusta invertirlo en iconos de tiempos en los que había sueños, gente que luchaba por sueños (más o menos utópicos). Nosotros no tenemos sueños. Nadie nos enseñó a soñar, estamos programados para ganar dinero y gastarlo. Pero este bucle no nos basta.
Al comprar tal o cual cuadro, podemos decir y pensar: “Soy una fan absoluta de este artista”, como si así compartiésemos sus sueños, como si comprásemos un alma.
Porque hacia el futuro no vemos nada.
No tenemos luchas o retos, proyectos, esperanzas, puesto que no somos críticos con el presente y creemos que vivimos en el mejor mundo posible. Sin embargo hay batallas por ganar: la emigración, la contaminación, la explotación de los países del tercer mundo, la desaparición de especies animales y vegetales, con propiedades todavía desconocidas para el hombre, en la selva del Amazonas, por su deforestación para implantar explotaciones ganaderas; los combustibles fósiles y el desequilibrio social y ecológico que producen, la lucha por consumir y exigir a nuestros políticos que promocionen el aprovechamiento de las energías renovables. La concienciación del reciclaje, la abolición de las centrales nucleares, la erradicación de la prostitución, la igualdad plena de derechos para hombre y mujer, la erradicación del analfabetismo, de ciertas enfermedades derivadas del hambre y las malas condiciones higiénicas, ...
Pero todo esto, después de trabajar ocho o diez horas... Mejor miramos atrás, mejor compramos un cuadro o una fotografía enmarcados lujosamente y pagamos así nuestra cuota de idealismo.

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