lunes, 28 de julio de 2014

Los peligros del Radón

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El gas Radón es un elemento químico perteneciente a los gases nobles, inodoro, por tanto indetectable por el ser humano a no ser que se utilicen aparatos de medida.
Es un producto muy radiactivo, procedente de la desintegración del Radio, y se encuentra en el suelo, sobre todo en el suelo granítico, liberándose poco a poco a la superficie.
Su aumento de forma anómala sirve para predecir terremotos.
Es peligroso para el ser humano cuando entra en su organismo por inhalación, ya que en el resto del cuerpo nos protege la epidermis. Produce cáncer, y está considerado como la segunda causa de cáncer de pulmón, después del tabaco.
¿Qué podemos hacer para protegernos?
De momento se están elaborando normativas que obligarán a construir viviendas con mayor protección, pero mientras tanto nos queda ventilar la casa, ya que el radón se va liberando desde el suelo, filtrándose por los poros de las rocas superficiales , y queda atrapado en las viviendas, sobre todo en los garajes y sótanos.
Las aguas subterráneas también pueden contener altas dosis de contaminante.
La lluvia ejerce un efecto curioso: tapona el terreno mojado, lo satura, de modo que la única vía de escape cuando llueve es el terreno seco bajo las casas.
En España no hay normativa al respecto. Pero se avanza hacia ello. Dentro de España, Galicia es la zona más expuesta al gas Radón.
Además, se emplean como aditivos para los materiales de construcción elementos como cenizas de centrales térmicas o productos derivados de industrias de fertilizantes, que poseen un alto contenido de elementos radiactivos.
Hay en el mercado detectores domésticos.
La Unión Europea, de la que formamos parte aunque a veces suene lejano, en su Recomendación 90/143/EURATOM, dice entre otras cosas que para proteger a los habitantes de una vivienda de la influencia cancerígena de este gas, la concentración del mismo no debe superar un determinado valor, medido en Bq/m3.
Y, ¿qué es un Bq? Es una unidad que mide la rapidez con la que se desintegra un material radiactivo, más concretamente, un becquerelio (Bq) equivale a una desintegración por segundo.
En las viviendas de nueva construcción no se deben superar los 200 Bq/m3, en los de viviendas ya existentes el límite está en 400 Bq/m3, a partir de ahí se deberían realizar medidas correctoras.
¿En qué consisten exactamente estas medidas? Pues se actúa a partir de dos puntos de vista:
a) Mediante sistemas que favorezcan la circulación del aire para evitar que se acumule, al mismo tiempo que lo acumulan a presión debajo del edificio, haciendo así una barrera natural contra este elemento.
b) Instalar barreras en los propios materiales de construcción, que estén en contacto con el terreno (esto solamente es viable para los edificios de nueva construcción).
Pero lo más importante y previo a cualquier medida es informar, poner al alcance de los ciudadanos mapas con las medidas de concentración de Radón y los productos resultantes de su desintegración en cada lugar, y aparatos para medir la concentración dentro de cada vivienda.
En este enlace hay mapas de concentración de materiales radioactivos por provincias.









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