“Denuncias
de racismo en la pasarela”
EL PAÍS, Miércoles 19
de Febrero de 2014.
(Comentario del artículo)

http://es.wikipedia.org/wiki/Moda
En este artículo se
cuestiona si la pasarela de la Semana de la Moda de Londres es reflejo de la
multietnicidad londinense, o si por el contrario va por otros caminos, vistas
las actitudes de algunos diseñadores hacia las modelos de raza negra.
Aquí vemos reflejado cómo entran en conflicto
la libertad de los diseñadores para controlar su producto hasta la pasarela, y
la importancia de los estereotipos en el sector de la moda.
Si entendemos la moda como un arte
(que lo es), se puede comprender que cada diseñador quiera sentirse libre para elegir
quién lucirá sus prendas de vestir. Pero el problema es que la moda no sólo
incluye un factor de creación, sino que también es un negocio: busca
llegar a la mayor cantidad posible de gente y, sobre todo, no dar mala imagen.
Si se producen conductas racistas en la organización de la pasarela (como
cualquier otra actitud antiética, tal como poco ecologismo o machismo), un
sector importante y comprometido de la población no querrá que le saquen la
foto de turno con “el diseñador que no quiere modelos negras”.
Yo creo que esta doble cualidad de
la moda, arte/negocio, es la que causa situaciones que rozan el absurdo.
Ahora es el racismo lo que se denuncia en la moda, y está bien, pero no es su
único fallo: la moda es sexista, elitista, crea necesidades antes inexistentes
sólo para vender mejor ciertos productos...
La moda es un espectáculo un tanto
absurdo que no refleja en absoluto las tendencias de la calle (¡al menos en
tiempo de crisis económica!). Una persona normal se compra algo de algún
diseñador que le guste en una ocasión puntual, como una boda, una fiesta, o
similar, pero nadie normal va vestido de Armani todos los días al trabajo.
Por otra parte hay diseñadores que
para darse a conocer buscan llamar la atención a toda costa, sea con modelos
con la cara tapada (David Delfín), diseñando ropas que seguramente nadie
llevará (aunque luego tiene otra línea de ropa que no incluye el saco y que,
ésa sí, tiene éxito entre la “jet set”).
También discrimina a la gente de
tallas grandes, que somos todas las que pasamos de la talla 38, creando una
tendencia entre las mujeres a luchar siempre por estar más delgadas.
Respecto a esa aseveración, la de
que la pasarela es el reflejo de la calle, creo que más bien es al revés, es la
calle la que luego va adoptando algunas tendencias mostradas en la pasarela.
Por eso, por la influencia que estos
eventos tienen en la ropa que cadenas como Zara “diseñarán” en la próxima
temporada, es importante que la moda sea “para los altos, para los bajos, para
los rubios, para los morenos...” como anunciaba la publicidad de Coca-Cola.
El problema es la coexistencia de
la libertad creativa del diseñador, y su responsabilidad social como
creador de tendencias.
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